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En tus sueños soy por y para ti

by - 7/30/2013


El frío de la noche le helaba las entrañas. Casi ni podía concentrarse en lo que era sumamente necesario. Esta vez los molestos mosquitos del verano no estaban habrían muerto helados pensó. Tenía toda la noche por delante, y un libro que esperaba ser repasado al cien por cien. La alta velocidad a la que su corazón bombeaba sus litros de sangre también le ponían los nervios a flor de piel. Nunca lo conseguiría.

De repente sintió otra oleada de frío, su vista se fijó en el cenicero, el cigarro otra vez se había consumido. Sacó otro del paquete, le dió una extensa calada y lo paseó por toda la habitación. Sabía que el calor que desprendía era tremendamente reconfortante, y le daba esperanzas. Tras horas estudiando quiso hacer una pausa, para que su cerebro pudiese calibrar toda esa información, y clasificarla a su debido tiempo.

Los ronquidos de su compañero de habitación servían de excusa para ese posible suspenso, pero así iban las cosas, uno estudiaba, el otro dormía. Al ver a Norberto, también él quiso tumbarse y relajarse un rato, pero esa era la única cama, nada podía hacer, y siguió fumando, sin saber que así comenzaba uno de los vicios más absurdos del planeta. Cogió un periódico local, sección de chistes, necesitaba ánimos, hubiese dado su reino por una mujer que lo distrajera, pero lamentablemente esa opción era nula. Fijó la vista en las parodias de títulos televisivos. La mayoría de ellos eran poco ingeniosos e incluso repetitivos. Tuvo la impresión de haberlos visto con anterioridad. Sólo uno consiguió captar su atención.

La portada era sencilla, una muchacha rubia sonriente con unas montañas detrás, al estilo Heidi. El título fué el que consiguió hacerlo estallar en una carcajada tan profunda que despertó a su compañero de habitación. Una carcajada que, por extraño que parezca, consiguió concentrarlo de nuevo, para enfrentarse a la cruda realidad.

Al día siguiente, tras salir del examen tremendamente cansado, llegó a su casa y se tumbó en la cama, era su turno para dormir. Y pensó en aquella mujer de la portada, pero hombre, "¿acaso no ves que ella nos hace señas desde lo alto de la cima y nos invita a subir?" Ahora la veía, a esa preciosidad rubia diciéndole "duerme, que en tus sueños soy por y para ti".


Sabela Senn Lozoya

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  1. Aiss, esas noches de estudio donde cualquier cosa nos distrae... :) me ha encantado!

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