Barcelona, primer amor.

by - 2/14/2017

El ambiente estaba cargado de humo y sudor, pero ellos reían despreocupados. Toda la carga había cesado, y la felicidad emanaba de ellos cual manantial.

Durante el día visitaban esa nueva ciudad en la que pasarían el breve lapso de tiempo de una semana, y por la noche, bebían, reían, cantaban, amaban. Son las noches las que siempre se cuentan y los momentos que vivirán en sus corazones. Y es que entre todos los adolescentes, había una pareja que podía diferenciarse de entre tantas otras. Aquellos que por las noches se abrazaban en la cama y se aferraban a la idea de no separarse jamás.

Sin embargo, era el despertar el que les daba más vida, si cabe. Ella amanecía temprano, bella y sonriente, e iba a la ventana para mirar desde el balcón a la habitación contigua. Era entonces cuando él abría los ojos y la contemplaba, era su primera visión, que anunciaba un día perfecto.

En el desayuno bajaban en manada, el hotel tenía una parte del comedor reservada para ellos, para practicar tiro de comida, y acertar al chulo de la clase con las migas de pan. Las mesas eran de cuatro, y ella bajaba pronto para poder escoger una gran cantidad de alimentos. A su lado estaba esa amiga de la que no se separaba, y que la cuidaba en los momentos en que por fuerza necesitara que alguien estuviera allí, sosteniéndola, como dos noches atrás, cuando ella pensaba que él se había hartado de esperar.

Él llegó más tarde, con ese otro amigo, en versión masculina. Era grande, alto, callado, demasiado tímido, pero a la vez de sangre caliente. Iba vestido de negro, con una camiseta de las que se compran en los puestos de la calle, en ella ponía: "sonríe si quieres un polvo", y a ella le hizo gracia. No era por hacer lo que aquella camiseta de los chinos decía, si no por el hecho de que él la llevara puesta, y por su forma de alegrársele la cara cuando ella rió. 


Ese día fue el inicio de su historia de amor, un 21 de Junio del 2008. Fué ese día, cuando empezaron a querer, en una Barcelona mágica que rebosaba amor, un amor que duró algo menos de dos años, pero el primer amor nunca se olvida.


Sabela Senn Lozoya

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  1. ¡Qué razón tienes! Esas mañanas tienen algo tan mágico como las noches. Sólo hay que saber apreciarlo :) Me ha encantado.

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